Dinámica Bíblica: Viendo el día de Jesús

Objetivo:

Reflexionar sobre la fe de Abraham, su gozo al ver el día de Jesús y cómo nosotros, hoy, podemos ver a Jesús en nuestras vidas.

Materiales Necesarios:

1. Piedras pequeñas (reales o hechas de papel/cartulina) – una por participante.
2. Marcadores permanentes o bolígrafos.
3. Una cruz (puede ser una imagen, un objeto físico o hecha en una pizarra).
4. Un espacio donde los participantes puedan colocar sus piedras (una mesa, una cesta, o el suelo formando un círculo alrededor de la cruz).
5. Una Biblia para leer en voz alta el pasaje.

Desarrollo de la Dinámica:

1. Introducción (10 minutos):

Comienza leyendo la narración introductoria:

Conecta el sacrificio de Abraham con la provisión de Dios y cómo, por fe, Abraham vio a Jesús.

Imaginen a Abraham de pie en la cima de una montaña, con el corazón cargado por la prueba más grande de su vida. Dios le había pedido lo inimaginable: ofrecer a su hijo amado, Isaac, el hijo de la promesa. Cada paso que Abraham daba hacia el monte Moriah estaba lleno del peso del amor de un padre y de la fe inquebrantable de un siervo de Dios.

Abraham confió en el Dios que le había prometido hacer su descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo. Creyó, contra toda lógica humana, que Dios proveería. Y cuando, en el último instante, Dios detuvo su mano y proveyó un carnero para el sacrificio, la fe de Abraham fue confirmada. Comprendió algo profundo: que Dios un día proveería al Cordero perfecto, Su propio Hijo, para salvar a la humanidad.

Siglos después, Jesús dijo:

“Abraham, vuestro padre, se gozó por ver mi día; y lo vio, y se gozó.” Juan 8:56

En ese momento, en el monte Moriah, a través de los ojos de la fe, Abraham vio el día de Jesús. Vio al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y se llenó de gozo. Su prueba de fe reveló el plan más grande de Dios: un plan de redención, cumplido en Jesucristo.

Hoy, nosotros estamos en el mismo lugar donde una vez estuvo Abraham: un lugar de confianza, fe y esperanza. Así como Abraham miró hacia adelante y vio a Jesús, nosotros ahora miramos hacia la cruz y hacia la eternidad con el mismo gozo y la misma certeza.

Mientras reflexionamos en esta verdad, recordemos cómo Dios provee, cómo Él redime y cómo siempre es fiel. Como Abraham, regocijémonos al ver a Jesús: el cumplimiento de todas las promesas.

2. Reflexión Personal (5-10 minutos):

• Distribuye las piedras (o papel) y los marcadores a cada participante.
• Indica que deben pensar en un momento en su vida donde han visto la provisión de Dios, algo que les haya hecho “ver” y experimentar a Jesús de manera personal (un milagro, una oración respondida, consuelo en dificultad, etc.).
• Instrucción: “Escribe en tu piedra una palabra o frase corta que represente ese momento donde viste a Jesús.”

Ejemplos:

• Sanidad
• Provisión
• Paz
• Perdón
• Fortaleza

3. Colocación de las Piedras (5-10 minutos):

• Invita a cada participante, uno por uno o en grupo, a acercarse a la cruz y colocar su piedra alrededor o frente a ella.
• Mientras lo hacen, puedes reproducir música suave de fondo (instrumental o una canción alusiva, como “En el monte Calvario” o “Al Calvario, solo, Jesús ascendió”).
• Opcional: Cada participante puede compartir brevemente (si lo desea) el momento que escribió en su piedra.

4. Cierre con Reflexión (5 minutos):

• Lee nuevamente Juan 8:56: “Abraham, vuestro padre, se gozó por ver mi día; y lo vio, y se gozó.”
• Mensaje Final: “Así como Abraham vio el día de Jesús por fe, hoy nosotros también lo vemos en cada provisión, en cada respuesta a nuestras oraciones y en cada momento donde Dios se manifiesta en nuestras vidas. Jesús es el Cordero provisto, el cumplimiento de todas las promesas. Que podamos regocijarnos cada día al ver Su obra en nuestras vidas.”

5. Oración de Gratitud:

• Cierra la dinámica con una oración de agradecimiento, invitando a los participantes a entregar sus cargas a Dios y a reconocer cómo Jesús ha estado presente en sus vidas.